En Italia durante los últimos años las asociaciones de voluntariado y otros tipos de organizaciones que operan en el ámbito social, como las ONG, están en boca de todos.
Sin embargo este debate no está teniendo consecuencias positivas en estas organizaciones sino que se ha levantado un alboroto entorno a estas organizaciones y a los que forman parte de ellas, alimentando en ocasiones los prejuicios y la desconfianza.
En algunos casos esto ha provocado una abierta hostilidad, como en el caso de Silvia Romano, una cooperante italiana secuestrada en Kenia que no se ha librado de los comentarios e insultos.