Es cierto que hay mucha historiografía sobre la Segunda Guerra Mundial y que todavía se habla de este tema que es hoy parte de nuestra cultura, también es verdad que hay mucha parte de esto que aún no conocemos o que queda olvidada. A veces no es que se olvide por casualidad, sino por conveniencia política de manera que en un momento específico resulta más conveniente acentuar ciertas partes de la historia, dejando otras al margen.
Puede ser que no sea así, pero igualmente esto es lo que parece haber ocurrido a La Nueve. ¿Qué es La Nueve? Yo tampoco sabía de la existencia de esa división del ejército francés que fue la primera en entrar en París y liberarla de los Nazis el 24 de Agosto de 1944. ¿Y qué tiene de particular esta división? Bueno, es que aunque estuviese bajo el mando de un general francés y fuese parte del ejército de la France Libre de Charles De Gaulle, ¡esta división no era francesa sino que estaba mayoritariamente formada por soldados españoles!
¡¿Cómo puede ser?! Dirá alguien que no conoce esta historia, quizás poco conocida también en España.
Pues, la verdad es que no solo hubo una gran participación de soldados extranjeros apoyando al ejército francés, provenientes de países que ni siquiera estaban involucrados en la Guerra, sino que además el país más representado entre estos soldados extranjeros era España.

¿Y cómo ocurrió? Para contar esta historia, muy bien contada en el libro “La Nueve – los españoles que liberaron Paris” de Evelyn Mesquida (1), necesitamos empezar desde mucho antes de la Segunda Guerra Mundial e ir al 1936, año en el que empezó la Guerra civil española y la mayoría de ellos tenía menos de 20 años. En aquellos días en España se había instaurado la Segunda República Española que llegó después de la muerte del dictador Primo de Rivera, con la caída de su sucesor Aznar-Cabañas y la fuga al extranjero del rey Alfonso XIII en el año 1931. En el año 1936 la República se vio amenazada por la avanzada del general Francisco Franco que con sus armadas volvió a España desde Marruecos (entonces protectorado español) y, ayudado por los ejércitos Italiano, Alemán y Portugués (enviado respectivamente por Mussolini, Hitler y Salazar), conquistó España y se hizo “caudillo”. Al final de la Guerra, en el año 1939, los vencidos del Frente popular que había luchado contra las tropas de Franco así como civiles, mujeres, niños de toda España salieron hacia Francia en masas, en un desesperado éxodo mejor conocido como “la Retirada”.



Este éxodo fue mucho más largo de lo que el gobierno francés pensaba y, como no podía – ni quería – acoger a esta gente que no tenía nada más que a ellos mismos, primero cerró las fronteras con España, para tener que abrirlas a continuación bajo la presión de la multitud perseguida por las bombas del ejército franquista (Franco había ordenado una “rigurosa y severa limpieza”) y a causa de la opinión internacional. El gobierno francés solo había preparado algunos barracones para acoger 6000 refugiados españoles: en unos pocos días llegaron a Francia unos 500.000. Entre ellos se encontraban los que luego formarían la división de la Nueve.
Estos españoles fueron separados de sus familias y amigos y encerrados en más de una veintena de campos por todo el sudoeste francés – por supuesto, como no había barracones para ellos – al aire libre, vigilados por soldados sin posibilidad de escaparse. Algunos de ellos que habían luchado fueron enviados a cárceles reservadas para ellos por ser considerados “extremistas peligrosos”.
Ante la inminencia de la guerra, muchos de ellos fueron enviados a África y luego, bajo el mando del gobierno de Vichy, a trabajar en infraestructuras como la construcción de la red transahariana en condiciones de esclavitud.
Tras el desembarco en África del Norte del ejército aliado en el 1943, los internados de los campos franceses fueron liberados. A estos españoles se les ofreció volver a España o entrar en la Legión francesa: la mayoría de los que habían luchado en la Guerra Civil decidieron alistarse en el ejército francés.
Ya en aquella época parte del ejército francés no respondía al mando del gobierno filo-alemán de Vichy de Philippe Pétain, sino al del general De Gaulle formando el ejército de “la Francia Libre” bajo el mando del general Leclerc. A esa parte del ejército se iban uniendo más y más soldados españoles que desertaban de las tropas vichistas para combatir con los aliados. Después de batallas en Argel, en Libia y en Túnez donde se enfrentaron a las tropas de los Afrika-Korps de Rommel, esta parte del ejército que luchaba en Africa ganando fue desmovilizada en Marruecos (entonces territorio francés). Ahí se formó la Deuxiéme Division Blindée (Segunda Division Acorazada) que contaba con muchos soldados extranjeros, de los cuales la mayoría eran españoles. En esa División se encontraba la compañía de La Nueve, compuesta casi totalmente por soldados españoles (146 de 160 soldados).



Desde ahí fueron enviados a Pocklington, Inglaterra, para entrenarse antes de a combatir en Europa y prepararse para el desembarco en Francia. El día en que se les trasmitió la orden, embarcaron en el puerto de Southampton para llegar navegando a Normandía donde desembarcaron el 1 de Agosto 1944 en la playa de La Madelaine frente al pueblo de Sainte-Mère l’Eglise. De aquí empezaron a luchar al lado de los americanos para liberar Francia, avanzando hacia el sur, combatiendo y ganando como en la batalla de Ecouché.
Tras esta batalla, las tropas de La Nueve empezaron a dirigirse al Este rápidamente. En este momento, los americanos querían frenar el ímpetu de las tropas francesas: ambas querían llegar primeras, antes de la otra, a la capital.
Por lo tanto, cuando el general Leclerc tomó la decisión de seguir hacía París, conocía la orden dada por el general americano Gerow, que especificaba que La Nueve tenía que detenerse en los puentes del Sena sin entrar en la capital, y que en caso de encontrar una fuerte resistencia, debería esperar a que llegasen las tropas de infantería americanas. En este momento, la lucha por el honor y la gloria de ser los primeros en entrar a la capital se disputaba entre americanos y franceses. Así que cuando los soldados de La Nueve, una vez llegados hasta Antony, encontraron un cinturón de hierro que rodeaba la ciudad, el general Leclerc no paró sus tropas sino, como vio la oportunidad, dio la orden de entrar en París con dos secciones de soldados españoles. La primera sección en entrar a París y llegar a la plaza del Ayuntamiento el 24 de Agosto 1944 fue la que estaba bajo el mando del teniente Amado Granell, de Burriana (comunidad Valenciana). El día siguiente Amado Granell aparecía también en la primera página del periódico Libération bajo el título “Ils sont arrivée” – “Han llegado” (2). Poco después llegaron las otras secciones, así como las ametralladoras de los alemanes que, tras un rápido enfrentamiento con los recién llegados españoles y la fuerzas de la resistencia francesas que ya ocupaban el palacio municipal, fueron neutralizadas. Así que desde el palacio del ayuntamiento pudieron llamar refuerzos. Por la mañana, la Segunda División Blindada (con más de 3000 soldados republicanos españoles) entró en París y, junto a los de la resistencia, liberó la capital francesa: a las tres y media se daba el alto al fuego.



El sábado 26 de agosto La Nueve recibió los honores, saludada militarmente por el General De Gaulle, como reconocimiento a las primeras fuerzas militares que habían entrado en la capital. A abrir el desfile fue el mismo Amado Granell, la escolta del General De Gaulle era compuesta por cuatro half-tracks de La Nueve que tenían nombres de batallas de la Guerra Civil española como Guernica, Teruel y Guadalajara. Los soldados no exhibían solo la bandera de La Francia Libre – el ejército de liberación francesa de De Gaulle – sino también pequeñas banderas republicanas españolas y además fue desplegada una bandera republicana de más de 20 metros. Estas cosas no gustaron a muchos militares franceses y, cuando la nueva orden de marcha llegó tras algunos días de descanso en el bosque de Bolonia convertido en campo militar, llegó también la orden de retirar las banderas republicanas de los half-tracks.



El 9 de septiembre comenzó el camino hacia el Este, juntos a las tropas americanas. La Nueve pasó por combates en Andelot, Chatel, Vaxoncourt y otros lugares, hasta que entró en Estrasburgo donde se instaló en la vanguardia. Batallas políticas internas impidieron a La Nueve avanzar más allá del Rhin por el momento, mientras tanto combatieron en otras batallas como la de Grussenheim. Al final la orden se emitió y la Segunda Division Blindada fue incorporada al VII Ejército americano, con el que ya habían luchado antes, y empezaron avanzar rápidamente hasta los pies de los Alpes. A esta altura del camino ya estaba claro para todos que la dirección era Bershtesgaden, donde estaba la residencia del Berghof, el Nido de Águilas de Hitler.
Al alcanzar las cercanías, tuvieron que enfrentarse con compañías de jóvenes SS nazis que todavía seguían combatiendo hasta que el día 5 de mayo, tras treinta y seis horas de combate, los soldados de La Nueve llegaron a Berschtesgaden, donde ya se habían instalado los americanos quienes habían accedido por otra ruta. Pero aún el Nido de Águilas, que estaba un poco más allá del pueblo, no había sido conquistado. El capitán Tuyeras, francés y de religión judía, decidió entonces subir y el día 6 llegó con los soldados de la división hasta el Nido de Águilas que estaba a tres kilómetros, permitiendo – una vez allí – alcanzarlo solo a las tropas francesas que llegaron poco a poco y, entre ellos, La Nueve, poniendo así la firma francesa sobre la conquista del refugio de Hitler.



Finalmente llegaron también los americanos, que de primeras no apreciaron mucho esta conquista, pero luego pudieron brindar con numerosas botellas encontradas en las bodegas del refugio, bebiendo con las copas de champán serigrafiadas con las iniciales A.H.. Poco después, el día 7 de mayo, llegó también la noticia: la guerra había terminado. Para algunos de ellos, esto no era el verdadero final de la guerra, sino era solo una parte que tenía que continuar en España. En ésta última parte del camino sin embargo, la gran mayoría de los soldados españoles había perecido y de los que salieron del Nido de Águilas quedaban solo dieciséis españoles, así que con los que habían caído, había caído también la esperanza de volver a la lucha para liberar España.
(1) Mesquida E., La Nueve – los españoles que liberaron Paris, Barcelona, Penguin Rangom House Grupo Editorial S.A.U., 2016
(2) https://www.liberation.fr/france/2019/08/25/le-25-aout-1944-a-paris-liberation-parait_1747275