El pasado 27 de junio de 2019, en Manchester, la organización científica más importante en el ámbito de medio ambiente y recursos económicos, la European Association of Environmental and Resource Economists, lanzó una propuesta de impuesto sobre el carbono[1], obteniendo, en 24 horas, la adhesión de más de 600 signatarios entre académicos y científicos de toda Europa [2].
A raíz de esta propuesta, en los últimos días se lanzó una iniciativa ciudadana europea para fortalecer el Sistema de Comercio de Emisiones de la Unión Europea (ETS), aumentando tanto la audiencia de los sectores industriales como el costo mínimo de las emisiones. El régimen de comercio de derechos de emisión es un instrumento de política ambiental, basado en mecanismos de mercado, para controlar las emisiones de los países que adhieren. Hasta la fecha, el sistema ETS funciona en todos los Estados miembros, así como en Liechtenstein, Islandia y Noruega, limitando las emisiones de unos 11.000 proveedores de energía, grandes plantas industriales y aerolíneas, cubriendo el 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE [3].
El precio del carbono no es nada nuevo o particularmente innovador. Suecia, por ejemplo, adoptó políticas de fijación de precios del carbono en 1991, y el precio de emisión de una tonelada de CO2 en 2018 fue de 139 dólares [4]. Para aquellos interesados en conocer más sobre la propuesta de la EAERE y los posibles instrumentos utilizados en la lucha contra el calentamiento global, por favor, lean el articulo de Ernelida Liko aquí en Jeune Europe “What is Carbon Pricing”
La reforma propuesta: impuestos sobre el consumo de carbono
Ahora pasemos al texto de la iniciativa, que se puede encontrar en stopglobalwarming.eu. Hay tres pilares de la propuesta. En primer lugar, aumentar el precio mínimo por tonelada de CO2 del precio actual (que fluctúa entre 10 y 35 euros) a 50 euros. Segundo, introducir un mecanismo de ajuste en las fronteras, para no perjudicar a las empresas dentro de la UE, imponiendo derechos equivalentes para todos los países fuera de la UE que no son miembros del Sistema de Comercio de Emisiones (ETS). Las nuevas normas deberían incluir también sectores como la aviación y el transporte marítimo internacional, que actualmente están excluidos del ETS. En tercer lugar, y éste es el punto más interesante en mi opinión, los ingresos deberían invertirse en bajar los impuestos sobre el trabajo y sobre los ingresos de los menos ricos, así como en el fomento de la inversión en la eficiencia energética y las energías renovables.
Las iniciativas ciudadanas europeas, si alcanzan el millón de firmas, son examinadas por la Comisión Europea, que a su vez las convierte en propuestas legislativas para su debate en el Parlamento y el Consejo [5]. Entonces los detalles de esta iniciativa, si alcanza el quórum, se volverán a debatir y probablemente se modificarán ampliamente. Por lo tanto, en este breve artículo me centraré en la solidez de algunas de las ideas que subyacen a la iniciativa, más que en sus detalles particulares.
Muchos Estados miembros de la UE están a la vanguardia de la adopción de energías renovables y el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE se ha tomado a menudo como modelo en todo el mundo [6]. Sin embargo, lamentablemente, la crisis climática empeora cada año e incluso el modelo europeo es insuficiente a los ojos de una parte cada vez mayor de la comunidad científica. A pesar de sus limitaciones, el ETS tiene un gran potencial y por eso la iniciativa de la que hablamos pretende reforzarlo en lugar de reinventarlo.

Doble dividendo
Así que lleguemos al punto que me parece más interesante de la iniciativa, el uso de los ingresos de la expansión del ETS. Hasta la fecha, los fondos se han utilizado para promover la energía renovable, la eficiencia energética y el transporte sostenible.

El aspecto de novedad de esta iniciativa es el de utilizar los nuevos recursos para la desgravación fiscal de empresas y trabajadores. En un momento clave de la historia de la Unión Europea, que acaba de pasar dos de los trimestres más difíciles de su historia, los impuestos distorsionantes del mercado laboral representan una enorme carga para la recuperación del empleo. Además, la Comisión Europea está buscando desesperadamente soluciones para ampliar su presupuesto plurianual y utilizar los recursos adicionales en la economía ecológica y el mercado laboral. Por último, la utilización de los ingresos procedentes de este tributo sobre el carbono para reducir los impuestos sobre el trabajo facilitaría la aceptación de la nueva medida y protegería a los sectores más débiles de la sociedad estimulando el empleo y compensando una posible pérdida de poder adquisitivo (debido al aumento de los precios) con un aumento paralelo de los salarios netos [7][8][9].
En cuanto al empleo, el efecto de la reducción de los impuestos sobre el trabajo se sumaría al de las inversiones en energía renovable y eficiencia energética. De hecho, un estudio de la Universidad de Oxford ha demostrado que estas inversiones requieren una mayor mano de obra que las de los combustibles fósiles, con un promedio de 7,49 puestos de trabajo generados por cada millón de dólares invertidos en renovables y 7,7 por cada millón de dólares invertidos en eficiencia energética, en comparación con solamente 2,65 nuevos puestos de trabajo creados por una inversión de un millón de dólares en combustibles fósiles [10].

Como señala The Economist en su artículo del 23 de mayo “The world urgently needs to expand its use of carbon prices“, habría muchas dificultades para poner en práctica tal propuesta: desde la determinación de la huella ecológica en términos de CO2 -o gas equivalente- de los bienes y servicios proporcionados por cada empresa, hasta la impredecible reacción de las superpotencias como China y la India, que podrían responder al mecanismo de ajuste fronterizo con nuevos derechos sobre los bienes y servicios de la UE.
A pesar de estos enormes desafíos, creo que la Unión Europea debe continuar en su papel de precursora en la lucha contra el cambio climático. Esta iniciativa ciudadana europea puede dar un impulso en la dirección correcta. Les invito a que la lean y la compartan, juntos todavía podemos cambiar el rumbo.
Referencias
[1] Economists’ Statement on Carbon Pricing – EAERE
[2] EU economists call for carbon taxes to hit earlier net zero goal
[3] EU Emissions Trading System (EU ETS) | Climate Action
[4] State and Trends of Carbon Pricing 2018
[5] How it works | European citizens’ initiative – portal
[6] The EU ETS: The Pioneer-Main Purpose, Structure and Features
[7]Environmentally motivated energy taxes in Scandinavian countries
[8] OECD Environmental Performance Reviews – Germany
[9] Environmental Fiscal Reform in Developing, Emerging and Transition Economies: Progress & Prospects
[10] Working Paper No. 20-02, Hepburn, O’Callaghan, Stern, Stiglitz and Zenghelis
Para leer más sobre ese tema
Read More – Stop Global Warming (European Citizen Initiative on Carbon Pricing)
Economists’ Statement on Carbon Pricing – EAERE
Trust in the Single Market? The case of the EU Emissions Trading System
EU economists call for carbon taxes to hit earlier net zero goal (28 June, Financial Times)
The world urgently needs to expand its use of carbon prices (23rd of May, The Economists)
Will COVID-19 fiscal recovery packages accelerate or retard progress on climate change? Cameron Hepburn, Brian O’Callaghan, Nicholas Stern, Joseph Stiglitz and Dimitri Zenghelis Forthcoming in the Oxford Review of Economic Policy 36(S1) 4 May 2020 Oxford Smith School of Enterprise and the Environment | Working Paper No. 20-02 ISSN 2732-4214 (Online)
http://www.ees.uni.opole.pl/content/03_10/ees_10_3_fulltext_01.pdf
http://www.worldecotax.org/downloads/info/documentation_gtz-Workshop.pdf